“Es una falta del Gobierno. ¿Cómo es posible que apenas se estén desmovilizando las Farc y ya haya incursión de otro grupo al margen de la ley en el corregimiento?” “Águilas Negras” ocupan zonas que abandonan las Farc en el Catatumbo.


Varias familias que habitaban dos veredas aledañas en Tibú (Norte de Santander) se trasladaron hacia La Gabarra, un pueblo cercano, tras amenazas de hombres que llegaron a la zona recién abandonada por la guerrilla, anunciando que tomarán el control. Habitantes temen que se repita la violencia de finales de los 90's y reclaman presencia del Estado.

La última marcha de los miembros del frente 33 de las Farc fue interrumpida abruptamente en la mañana de este jueves. Luego de que los guerrilleros de dicho frente iniciaran su traslado hacia Caño Indio, el punto en el que se concentrarán para desplazarse hasta la zona veredal en la que iniciarán su proceso de desmovilización como parte del Acuerdo de Paz, un grupo de encapuchados y con armas llegó hasta una zona de veredas aledañas en Tibú, Norte de Santander. Intimidaron con sus fusiles a la población y les dieron un mensaje que fundió todas las esperanzas de paz que tienen: los reunieron, se presentaron como un grupo de autodefensas y les advirtieron que ahora que las Farc abandonaron el territorio ellos iban a tomar el control de la zona.

Pese a que los sujetos armados se identificaron como parte de las “Águilas Negras”, en el lugar no hay certeza de que sea realmente esa banda criminal la que esté detrás de las intimidaciones. Y no porque no se tengan las pruebas suficientes de que grupos criminales están rondando la zona, sino porque a otras veredas y fincas de la región, a las que también han llegado hombres armados, los sujetos afirman ser de las “Autodefensas del Catatumbo”.

Las familias que tuvieron que salir recorrieron de dos a tres horas desde sus moradas hasta La Gabarra, que hoy es un pueblo en el que ronda la preocupación porque sus coterráneos están siendo desplazados. Están reviviendo la historia de ese funesto 1999, cuando entre mayo y agosto los paramilitares protagonizaron uno de los capítulos más sanguinarios en la historia del conflicto en Norte de Santander. Primero fueron los asesinatos en retenes: los ‘paras’ bajaban a personas de los automóviles y con lista en mano decidían a quién asesinar y a quién no. Tres meses después, el 29 de mayo, se perpetró una horrible masacre que inició con un corte de luz provocado por los mismos criminales, y finalizó con un río de sangre tras la muerte de cientos de residentes del pueblo, en un nuevo episodio de la lucha por el codiciado Catatumbo.  
Aparte de su preocupación, los pobladores de La Gabarra no dudan en culpar de estos hechos al Gobierno. No se explican cómo, nuevamente el abandono, hizo que en pocas horas el territorio pasara de manos de la guerrilla a ansiado por las bandas criminales. “Es una falta del Gobierno. ¿Cómo es posible que apenas se estén desmovilizando las Farc y ya haya incursión de otro grupo al margen de la ley en el corregimiento?”, dice habitante de La Gabarra.

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